11.8.09

Confesiones en Invierno. (Escribo en el camino)

Cuando te dije que no recordaba el camino porque siempre me iba de tu casa pensando en vos lo dije sin pensar que eso se haría realidad. Apenas puesto el pie en las hinchadas maderas que hay, acaso temporalmente, en la vereda de tu casa me acometieron los más inevitables pensamientos... El abrazo que nos dimos al vernos nuevamente en la absurda ausencia de tres semanas exactas, verte renegar con la pava sin que consigas poner el agua a punto para que podamos compartir unos mates y esas charlas tan desinteresadas que solemos tener al momento de estudiar. Las miradas mientras comenzamos nuestra composición, al estar presente, al inspirarme, al dejarme sentirte actuás más allá de las notas que eventualmente podamos elegir. Las miradas de goce y júbilo al sentirnos reconocidos en una modulación o alguna tensión que circule en algún compás. Freno un segundo, tapo el viento, prendo un cigarrillo y cuento, mentalmente, las cuadras que me faltan para doblar a la izquierda y llegar a la parada del colectivo.
Todo esto último, todo este acto conciente de ubicación en el espacio tiempo del hermoso barrio de Villa del Parque sucedió sin que pueda quitar de mi cabeza tu sonrisa, de vernos cantar la melodía que inventamos... Hermoso acto de soltarnos y mostrarnos las pavadas que hacemos, vos gesticulando mientras arpegiás los acordes, yo tocando una batería invisible...
Llego a la parada, me detengo ya que el colectivo aún no asoma y viene a mi cabeza el inevitable pensamiento, aquello que con todo mi corazón estaba tratando de evitar:
"Diorella, ¡la puta que te parió! Hace un frío de cagarse y encima me garúa finito... La próxima nos juntamos a estudiar en casa o te mato. ¡Te odio Diorella!"

8.8.09

Jazz y buen gusto (carta a mi agradecimiento).

Una semana a tu lado, de esas semanas que transcurren en un goce tan íntimo e intenso que uno termina por no ser consiente del propio momento. Y esta dicha no repara en finales ni en despedidas, esta dicha solo se preocupa de ser mientras lo es.
¿Cómo expresarlo? ¿Acaso hay palabras para definir lo que me has enseñado esta semana? No, y aunque todo intento de expresión sea un atentado contra la infinita belleza, he de jugar con la idea de plasmar el recuerdo de algo que aún no terminó. Es por ese mismo carácter de recuerdo presente que, el momento y enseñanza actual, alcanza sin buscarlo su propio plano trascendental y eterno.
El hallazgo es similar a estar recostado sobre una cama con la tibieza en el corazón y un sutil piano sonando alrededor y coquetear con una bella idea, jugar distraidamente con ella y no racionalizarla. La dicha natural de este acontecimiento, toda su dulzura e inocencia abrazando a cada sentido y sentimiento, el espíritu libre del ser... Incluso el acto de racionalización y el percatarse de este juego está lleno de dulzura, ya que no es la racionalización abstracta sino en consonancia con la unidad propia.
Así te he descubierto esta semana, rindiendo juntos, estudiando y sintiéndome a gusto, con confianza y naturalidad del ser que soy. Percibiendo la libertad de ser sin tapujos y otorgando la posibilidad de que vos también lo seas. Transcurrió la semana llena de mensajes tácitos que, por su condición pura y bien aventurada escapan al mal entendimiento y ahondan en uno mismo...
Al descubrir entonces este mágico estado (dicho sea de paso nunca me había pasado con nadie, salvo con algunas canciones) entendí lo que me dijiste calladamente. "Viví esta vida sin esperar algo más de lo que tenés ya que lo que te rodea es todo lo que puede existir. Viví esta vida aceptando el presente porque es todo lo que puedes amar."
Solo puedo responderte con todo mi cariño, con todo mi amor desinteresado que ni siquiera busca preservarse en el tiempo sino que confía en ello. Este cariño tan infinito que por solo ser te regala cada una de mis emociones y juega con ellas. Este cariño tan sincero que resuena en nuestras melodías.
¡Hey, bienvenida a mi vida!

2.8.09

Sobre el crecer (y nuevas etapas).

¿Dónde es que reside la voluntad del crecer? Si es que acaso lo hace en algún rincón del alma… Habría entonces que separar, mediante una tenue y ondulante línea el propio ser del ser social.
Percibo que al crecer dejo ir, algunas ya sea escapando u olvidando, ciertos aspectos puros de mi alma, características propias que al irse atentan contra mi individualidad.
Siento que al crecer lo único que hago es adoptar una postura cada vez más racional, con el fin de obtener un estatus intelectual que solo lo confiere esta racionalidad. Así como el dinero es el estatus social (a mi pesar), la racionalidad lo es al intelectualismo (a mi pesar).
Siento que crecer es acotarse a uno mismo en los pensamientos que uno cree correctos, y por eso mismo uno busca que la vida se centre y sea coherente en, para y con ello, reprimiendo, repudiando y modificando no solo las contradicciones propias, sino también las leves insinuaciones.
Es importante saber que no es malo crecer ni dejar que lo que ya hemos madurado siga su curso hacia el olvido, pero hay que saber también recordar lo que nos ha hecho felices, lo que nos ayudó a descubrirnos. Y allí reside mi problema. No tomo al crecer como al propio descubrimiento, sino como el cambio hacia el ideal propio, obviando y no amando millones de destellos.
Y por sobre todo, tiendo a olvidar que no puedo dejar de ser, que por más racionalización que encuentre en mi, por más que quiera objetivizarme, lo hago desde la propia conciencia de mi mismo.
Debería volver a amar, aunque eso implique no entender…