Es el pulso concreto de la vida, sus vaivenes, sus presagios, sus recuerdos, sus vivencias y experiencias. Y cuando se encontrara la luz nada dejaría de brillar, por convicción, por lógico razonamiento. Abrazarte, no mirar hacia atrás cuando me marcho, no dejar ir a mi corazón.
Es esperarte, es continuar mi vida, es saber que siempre estaré allí, es saber que siempre podré reconquistarte, es saber que nunca podré hacerlo del todo.
No importa nada de eso. Solo nosotros anhelando una realidad, tan solo tararear una hermosa melodía, una tarde lluviosa de domingo, esperando un colectivo que aún no llega.
Hoy vuelvo a amarte, como tantos otros días...
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