¡Cómo cuesta escribir! Cuanto más feliz, menos necesidad de escribir. Aún así debo seguir con este diario.
Ayer me junté con Ezequiel para comer y tocar la guitarra. Él sostenía que la música es un libro y nada más, yo le insistía en que hay que agregar sentimiento, un amor también carnal con el estilo y el instrumento. No me creía hasta que nos pusimos a improvisar y vio que yo (mucho más limitado en técnica y conocimientos que él) me desenvolvía con mayor soltura que él y que, a fin de cuentas, no estaba atado a ningún estilo. Consideró el hecho de tomar clases conmigo y me instó a tomar clases con él. El estructurado y el hippie enseñándose mutuamente, policías y manifestantes tomando mate y hablando de fútbol. Siempre es bueno tener algo de disciplina ya que con el talento solo no llego a ningún lado.
Conocí a Brenda. Fue algo muy loco y especial, de a ratos más colgados de lo normal y de a ratos muy metidos en la conversación. Fue como esperaba, lindo y especial, pero sin ser un encuentro como para idealizar o tener esperanzas, igual no le veo mi perfil de pareja ni me generó nada. Aún así es un ser del cual puedo aprender mucho y no es necesario ver en cada mujer una pareja.
Musicalmente he vuelto a Yes y cada vez que pasa los admiro más.
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